La Mirilla espía a Luis Sampedro
Actor, director, investigador teatral, docente. Actualmente vive en España. Vamos a espiarlo por La Mirilla para que nos cuente más cosas de su vida y de su gran pasión, el teatro.
-L.M: ¿Cuál de todos los títulos con los que te presentamos al lector es el que más amas?
-Luis Sampedro: Primero, muchas gracias por la oportunidad que me ofrecen de compartir algo de mi experiencia. Creo que todas las experiencias de cómo ser “ser humano” son válidas y la mía es una más.
El título que más amo, justamente, porque ha sido una escuela de como amarme a mí mismo y a los demás y de ser útil a la sociedad es el de actor. Además, fue mi primera titulación. Ser actor, estar en un escenario actuando es lo que más amo. Ponerme al servicio de la creación de un otro que recorre un camino diferente al mío y que desde el escenario se ofrece para que otros, los espectadores, recorran ese camino y descubran otra manera de ser seres humanos, no tiene precio para mí. Es un acto ritual, que me ayuda a crecer continuamente y a generar un momento de comunión con las personas que están sintiendo conmigo. Actuar es un catalizador y gracias a este catalizador, un grupo de seres humanos sentimos algo muy parecido en un mismo momento, transitamos ese recorrido argumental y logramos referencias similares y eso nos hace familia. Me encanta cuando lo logro.
Además, disfruté muchísimo de estudiar teatro en la Universidad Nacional de Cuyo y mis primeros logros como actor. Fue el comienzo de una gran aventura y de un estilo de vida que aún hoy sigo explorando asombrado.
-L.M: ¿Qué caminos de la vida te llevaron a España?
-Luis Sampedro: La amistad. Una amiga me invitó a dar un curso dentro de su empresa. Con ese motivo llegué por primera vez a Madrid. Fue bajar del avión y como quién va a una cita a ciegas, se me cambió el pulso del corazón. Me fui enamorando casi a primera vista de Madrid. Preví que podía hacer una vida aquí y me largué a construirla. Como siempre las cosas no son como una quiere, pero querer algo, abre rumbos y estrategias. Estoy muy feliz de vivir aquí y de haber conquistado un espacio propio para hacer teatro. Mi casa, se transformó, y toda transformación implica dolor e incertidumbre, aunque también ilusión, se transformó en un loft donde puedo hacer teatro para 24 espectadores y generar algunos recursos económicos que nos vienen muy bien, a todos los implicados en cada proyecto. Generalmente trabajo con amigos y eso también es algo que sigue siendo una constante en mí. Trabajo con amigos o las personas desconocidas con quienes trabajo, se transforman rápidamente en amigos. La amistad es uno de los grandes caminos de la vida que nos pueden llevar a puertos inimaginables. Parte de la aventura de la vida.
-L.M: Ese fuego teatral que llevas dentro ¿cuándo hizo que te fueras transformando en el gran maestro de teatro para la vida que eres?
-Luis Sampedro: Mientras era profesor de la Universidad, pude estar en un curso escolar en Cuba, haciendo una formación en actuación y dramaturgia, con un maestro cubano llamado Tomás Gonzales. Y seguidamente logré dos años, estudiar con Carlos Gandolfo en Buenos Aires. Creo que la mezcla de todo eso, más otras cosas, me hizo tomar conciencia, de que el teatro es una de las disciplinas más completas para ensayar la vida. Y comencé primero en Mendoza, luego en Buenos Aires a definir una manera de crear teatro que llamé Teatro de la Vida. Así se llama mi casa teatro en Madrid. Mi formulación fue muy sencilla. Grandes actrices y actores, son considerados grandes, porque entre otras cosas han actuado las grandes tragedias de la dramaturgia. ¿Qué pasaría si pusiéramos esa fuerza en vivir lo cotidiano? Y ese es el teatro de la vida. Personajes comunes que ponen al vivir, toda la intensidad que poseen. Toda la fuerza de su conciencia.
Muchas de los ejercicios que actrices y actores entrenamos para nuestro arte, salen de funciones de la vida. Y que todas las personas descubran y vivencien esos ejercicios, activan esas funciones y profundizan hábitos que les ayudan a vivir mejor. Hablo de la empatía, ponerse en el lugar de otro, de ampliar los modos de pensar, sentir y actuar, potenciar el valor personal, la autoestima y la valentía, desarrollar la imaginación como motor de la vida que deseamos y queremos y los modos y estrategias para lograrlo, entre otras muchas cosas que el teatro potencia.
Hay personas que han estudiado conmigo o me conocen por los libros que escribí. Por eso para algunos soy una referencia importante. Asumo esto con alegría y responsabilidad. La aventura continúa y el aprendizaje también.
-L.M: ¿Te sedujeron alguna vez las pantallas de cine y televisión?
-Luis Sampedro: Si. Y en la medida que me haga mayor, cada día más mayor, me doy cuenta que me hubiese encantado ser actor de televisión y cine. Solo que no supe escoger los caminos que me hubiesen llevado hasta allí. También en algún momento me di cuenta que era prioritario insertar el teatro en la educación y eso me llevó un tiempo importante.
Veo mucho cine y cada vez que salgo del cine agradezco la experiencia maravillosa de esa pantalla enorme donde magnificamos la vida.
-L.M: ¿Cuál consideras que ha sido tu obra cumbre hasta ahora ya sea como actor o director?
-Luis Sampedro: Creo que como actor elijo la último que hice. “Tango” de Patricia Zangaro, con la dirección de José Sanchis Sinisterra y Leticia Pascual como compañera. Creo que el último trabajo condensa todo lo que anteriormente aprendí en el escenario. Este trabajo además es muy particular. Ofrece un concepto de acción específico y para mi novedoso. También activa la imaginación de las y los espectadores de un modo desconocido para mi hasta este trabajo. Tuvimos el gusto de hacerla en Buenos Aires y en Mendoza.
Y como director o creador, diría que “J&B” fue una idea que le propuse a dos actores españoles Jerónimo Salas y Ricardo del Cano, quienes aceptaron la idea inicial y se pusieron a mi disposición con mucha disciplina. Creamos una obra particular de dos hermanos que, tras la misteriosa muerte de sus padres, se ven en la tarea de desarmar su casa que ha sido vaciada y con estas pistas redescubren a sus padres y una nueva identidad para ellos. Con esta obra viajamos a Argentina en junio, julio, agosto y septiembre de 2018 y fuimos por diferentes lugares haciéndola: Buenos Aires, La Plata, Mendoza, San Juan, Lago Puelo, El Bolsón, Esquel. Todo a pulmón y con una recepción de la gente maravillosa.
-L.M: ¿Consideras importante el teatro en la currícula escolar, por qué?
-Luis Sampedro: Haber participado de las acciones que dieron por resultado la inclusión del teatro como asignatura curricular en la educación argentina, ha sido una de las acciones más importantes y bellas de mi vida.
Paralelamente a mi formación en la universidad como actor, hice la carrera de maestro. Y fue allí donde me pregunté si el teatro podía estar en la escolaridad pública y de qué manera. Coincidí con Ester Trozo y un equipo de gente en el Ministerio de Educación de Mendoza, María Inés Abrille era la ministra y dimos pasos acertados para que el teatro fuera una disciplina en la escolaridad. De esta manera nos garantizábamos que todos los niños y niñas en Mendoza y luego en Argentina pasaran por un taller de teatro que como disciplina es tan importante como las matemáticas.
La inclusión del teatro fue por etapas y vivir cada una de esas etapas fueron un gran logro que nos llenó de alegría y compromiso. Crear los primeros contenidos curriculares de teatro, realizar cursos de formación docente para actrices y actores, revalorizar la titulación de actor y actriz de la Universidad, crear profesorados de Arte dramático, escribir libros, crear la red Dramatiza y sus encuentros anuales. Acompañar iniciativas en otras provincias. Fue un camino maravilloso.
Argentina es pionera en la educación mundial del teatro en la escolaridad pública y saberme parte de este movimiento alimenta mi identidad y me sostiene enamorado de los logros de muchos profesores de teatro que en las aulas hacen maravillas con sus estudiantes.
-L.M: ¿Te quedan materias pendientes en tu carrera artística?
-Luis Sampedro: Si el cine y la televisión y espero que muchas obras más como actor, autor y director. Y muchas funciones por hacer. Cada proyecto es una materia pendiente que se comienza a concretar.
-L.M: Y por supuesto es inevitable que te pregunte sobre este momento en el que vive el mundo entero debido a esta pandemia. ¿Puedes dejar en los lectores un mensaje esperanzador o del sentimiento que te produzca esta rara pausa en la vida del humano?
-Luis Sampedro: El covit-19 está siendo una gran lección para todas las personas que compartimos este planeta hoy. Está en nuestra mano quedarnos en casa para detener los contagios. Y en la mano de los gobiernos tomar decisiones válidas. En España las consecuencias son muy graves. Deseo que en Argentina lo detengan a tiempo antes de que se propague. Para mí la sociedad que hemos logrado no es buena. Es gravemente competitiva, consumista, autoritaria y piramidal.
Deseo que esta pandemia mundial sea una manera de mirarnos a nosotros mismos y descubrirnos más solidarios, que es la gran cualidad humana. Ser solidarios con los demás, nos hace mejores personas y es la única salida que tenemos para mejorar las condiciones de vida en el planeta. Me inspira la canción de Jonh Lennon “Imagina”, y me animo a decir que quiero que el paraíso sea aquí y ahora, como es la realidad, que quiero a toda la gente viviendo el presente, sin distinción de países, sin querer estar por arriba de nadie, viviendo en paz, que soy uno más de los muchos que queremos esto, que queremos que haya una sola humanidad, que compartimos el planeta responsablemente y que el mundo es un solo ser que nos sostiene a todos.
