La leyenda del Suindá

En el noroeste argentino, el suindá, que es una lechuza de regular tamaño, de hábitos nocturnos, de plumaje suave, pico corto y encorvado, ojos grandes y brillantes, tiene una leyenda según la cual no es otra cosa que la encarnación de una madre con siete hijos y cuya profesión era trabajar en la costura. Pero especialmente destinaba su labor a hacerse trajes que lucía después en las fiestas, descuidando en cambio a sus hijitos. Un día al regresar de un baile se encontró con que sus hijos habían perecido de frío. Lloró desconsoladamente, y mientras el llanto bañaba su rostro, se fue transformando en un ave que lanzaba cortantes chistidos, semejante al rasguido de una tela al cortarse o rasgarse. Los chistidos que lanza son siete, y es como si en cada uno rasga la tela para hacerle un abrigo a cada uno de sus hijos.
Otros nombres vulgares con los que se conoce a esta ave de cabeza grande y pico corto, curvo y filos, son: Lechuza de los Campos; Lechuzón de las Pajas; Suindá. Vuela a baja altura en los campos, se posa en el suelo o en postes y construye el nido en el suelo, entre los pastos, donde pone hasta 6 huevos blancos. Habita en las sabanas, praderas y pajonales de todo el país.
