A quien no le gusta LA MILANGA?
Fritas, al horno, de carne (obviamente)pero también vegetarianas las hay hechas con todo tipo de vegetales. Cada cosa tiene su día y la milanesa no es la excepción .Aquí en La mirilla te contamos la historia.
Desde 2012, cada 3 de mayo se celebra informalmente en Argentina el Día de la milanesa. Aunque la fecha fue elegida al azar e impulsada por los fans de este plato en las redes sociales, es una buena oportunidad para hablar de su origen. ¿Cuándo, dónde y cómo se llegó a la receta de la milanesa?
Un menú del año 1134, detallado en un documento que describe una comida servida en Mediolanum, presenta un plato llamado lombolos cum panitio. Lumbus, en latín, es la carne de lomo y panitio remite al pan, según interpretaron posteriormente estudiosos de la materia. Casi 900 años después, el 17 de marzo de 2008, la municipalidad de Milán utilizó esos textos como fundamento para otorgar a la milanesa el estatus de patrimonio oficial de la ciudad.
Pero lo que le da entidad a la milanesa no son sólo los ingredientes sino su tipo de cocción. En el siglo XVI, Bartolomeo Scappi, maestro cocinero de cardenales y Papas, fue quien descubrió que rebozar la carne y freírla aumentaba su sabor. Así lo registró en su libro de cocina Opera dell’Arte di Cucinare, en 1570.
Pasarían varios siglos antes de que la fórmula llegara a estas tierras. Con el arribo de los inmigrantes italianos a la Argentina a fines del siglo XIX y comienzos del XX, se impuso la cotoletta a la messinese, una variante siciliana en la que el pan rallado, ajo, perejil, huevo y queso envuelven la carne. Sin embargo, esta versión se hacía con costeleta, carne vacuna de bife de lomo de ternera cortada entre la primera y la sexta costilla, mucho más gruesa que la versión que se popularizó en el país.
Otros, en cambio, consideran que la milanesa de carne es de origen austríaco ya que, en la segunda mitad del siglo XIX, las sucesivas invasiones austríacas sobre el norte de Italia difundieron el gusto por la milanesa en Viena. De hecho, en Austria se conoce como Wiener Schnitzel (del alemán filete al estilo de Viena) y es uno de los más famosos platos de la cocina austriaca. Luego, inmigrantes de varios países de Europa llevaron este platillo a varios países hispanoamericanos, entre ellos, Argentina.